La Cripta de Franco, Jeremy Treglown
Editorial Ariel.
- Desde hace varios años España busca a sus desaparecidos. Están en todas partes, en todas las comunidades autónomas, en todo tipo de terrenos. En muchos casos son los nietos, los bisnietos, los que han instado a las familias a manifestar lo que sospechan, o saben, o vieron, y han guardado para sí durante décadas. La política ha tenido mucho que ver. Según una ley aprobada en 2007, cuando e PSOE estaba en el poder, cualquiera que aporte pruebas razonables de la existencia de una fosa común tiene derecho a ayudar a excavarla. Los puntos que marcan en el mapa los emplazamientos probables, entre el País Vasco y Andalucía, Castilla-León y Valencia, dan a la península el aspecto de la cara de un niño con varicela.
- El rey abdicó y en 1931 se instaló un gobierno elegido democráticamente: el primero en España. Este gobierno se ganó la lealtad de los trabajadores y los intelectuales liberales, pero estaba debilitado por disensiones internas, por cuestionamientos sobre la legitimidad del proceso electoral, por la aparente imposibilidad de resolver las dificultades económicas del país y por el extremismo de una izquierda que alentó a su equivalente de la derecha.
- El levantamiento militar -que se proclamó justificado por la manifiesta incapacidad del gobierno para proteger a sectores de su propia gente, especialmente dentro de la Iglesia- contó con el apoyo de la mayoría de la desproporcionada cantidad de oficiales del ejército y de las clases medias y altas, de casi todos los obispos, aún poderosos, y de la gran mayoría de la población campesina católica de Castilla la Vieja y Galicia.
- Con frecuencia llamada el ensayo general de la segunda guerra mundial, en realidad la guerra civil española puede muy bien considerarse su primer acto.
- Si se dejan de lado los ocho siglos de dominación islámica de parte de España, entre el 711 y el 1492 -periodo más largo que el transcurrido desde que finalizó esa dominación hasta ahora- y se ignoran las posteriores expulsiones de musulmanes y judíos y la feroz expansión española en América, España aún parece diferente. ¿Será porque la segunda guerra mundial la ganó el bando equivocado? ¿El impacto cultural de la dictadura fue tan fuerte como el del nazismo?
- Mucho después de la muerte de Hitler y Mussolini, el régimen que ellos ayudaron a establecer en España siguió adelante. Cada persona que esté aproximadamente entre los cuarenta y tantos y los setenta y tantos y que haya nacido en España, nació durante el régimen de Franco, la mayoría fueron a la escuela en esa época y prácticamente todos los hombres que tienen más de sesenta sirvieron en las fuerzas armadas. Los edificios y las infraestructuras son asimismo parte de su legado: él mismo supervisó personalmente la creación de la monstruosa cripta donde ahora está enterrado a la cabeza de muchos de sus soldados, con el parque conmemorativo que la rodea llamado el Valle de los Caídos, y otros edificios públicos grandiosos, así como inmensos bloques de apartamentos municipales que construyeron en las décadas de 1950 y 1960, se deben a él. También se le debe, aunque de forma más indirecta, el que sobreviva tanto de la antigua arquitectura urbana: aunque durante la guerra civil bombardearon y cañonearon algunas partes de España, la neutralidad del país entre 1939 y 1945 lo salvó de la destrucción que sufrieron otros países europeos. Mientras tanto, el agua que riega los campos y sale de los grifos de tu hotel es, nos guste o no, el resultado del programa de construcción de presas del dictador; la electricidad que alumbra las calles lo es de sus planificaciones hidroeléctricas. Y también existe un legado artístico: pinturas, novelas, películas.
- Cualquier obra realizada por personas que se habían quedado en España se consideró sospechosa, y casi fue imposible de encontrar en otros países. En realidad, hasta la muerte de Franco existió un gobierno republicano en el exilio, con base en México y ampliamente reconocido como el gobierno legítimo de España. Mario Vargas Llosa confesó que cuando era joven, en la década de 1950 en Perú, no leía ningún escritor español contemporáneo que viviera en la Península Ibérica “por un prejuicio tan extendido por la América Latina de aquellos años como injusto: que todo lo publicado allá rezumaba ñoñez, sacristía y franquismo”.
- Al tratar de identificar qué tiene España de especial, descubrí enseguida que mucho tiene que ver con una obsesión por la “memoria” que está políticamente manipulada y es culturalmente amnésica.
- Hoy, pese a las diversas dificultades sociales y económicas que comparte con la mayor parte de sus aún privilegiadas comunidades, España está gobernada por una democracia parlamentaria razonablemente segura y sensible.
- Su sistema propio surgió en las décadas de 1970 y 1980 de la decisión de que las cosas no debían ser como habían sido durante las tres décadas y media pasadas. La dictadura misma había sido una reacción contra organizaciones anteriores y tuvo algunas consecuencias positivas. Las encuestas de opinión indican un importante nivel de aprobación, en lento descenso, del régimen de Franco. Esto se ve más entre los mayores que entre los jóvenes, si bien las anécdotas de algunos padres de adolescentes apuntan a que posible que José Antonio Primo de Rivera estaría comenzando a atraer de una forma nueva a los jóvenes, pero la democracia consiste en respetar las opiniones de la gente independientemente de su edad, por lo que el argumento de que la generación mayor se educó bajo Franco, aun cuando es cierto, queda compensado por el hecho de que los jóvenes se educaron después de su muerte, en 1975, un punto de inflexión de cuyas implicaciones sus padres y sus abuelos también han tenido tiempo, casi cuarenta años, para acostumbrarse.
- Entre los más notorios defensores de la reciente racha de exhumaciones está el biógrafo de Lorca, Ian Gibson, cuyo primer libro, publicado estando Franco aún en el poder, es el relato del asesinato del poeta.
- La actitud de los españoles con respecto a la muerte siempre ha sido una extraña mezcla de reverencia y tranquilidad.
- La Ley de la Memoria Histórica de 2007 que, entre otras ocas, les exige apoyar las excavaciones y las investigaciones en los archivos y, salvo en casos de valor arquitectónico o histórico especial, quitar los recordatorios de la dictadura de Franco. Algunas de las solicitudes de Garzón eran quijotescas. Por ejemplo, anunció, en nombre de una cantidad de familias, que necesitaba, en un plazo de dos semanas, las listas completas de nombres de las bajas de la guerra civil. Pese a que los historiadores del siglo XX les encantó ver cómo se presionaba a los archivistas para que encontrasen y entregasen los registros documentales, también señalaron que la cantidad de material es enorme.
- Los opositores legales de Garzón afirmaron con éxito que la ley de la memoria de 2007 otorga la responsabilidad a las autoridades locales y no a las centrales -la España democrática tiene un aparato administrativo muy descentralizado-, y que se había excedido en sus funciones. Como nunca renunciaba a los grandes gestos, Garzón insistió. Uno de sus argumentos era que toda persona que hubiese participado en el régimen de Franco y viviese aún debía ser juzgado por crímenes contra la humanidad. Al recordársele que el gobierno español elegido democráticamente en 1977 había aprobado una ley de amnistía, replicó que ninguna amnistía puede pisotear los derechos humanos. Mientras tanto, continuó presionando para que se hiciera algo con los descubrimientos de los historiadores que habían demostrado tanto que los psicólogos militares franquista experimentaban con presos republicanos en la esperanza de identificar los “genes rojos”, como que miles de niños hijos de mujeres republicanas, incluidos los nacidos en la cárcel, fueron entregados a parejas franquista o a órdenes religiosas con nuevas identidades. Muchos de estos adoptados a la fuerza siguen vivos y algunos de ellos han descubierto hace muy poco quiénes eran sus padres biológicos.
- La ley es un instrumento más romo que la historia. La defensa de Garzón, que incluía entre sus causas la apertura de la tumba de Lorca, , muchas veces daba la sensación de ser estridente en comparación con el trabajo minucioso de los historiadores que le nutrían de argumentos. Uno de los sobrinos de Lorca se quejó: “No necesitamos un juez para que venga y nos diga que Franco fue un asesino”.
- Cuando aún no tenía cuarenta años, Garzón se relacionó estrechamente con el PSOE y durante algún tiempo estuvo a cargo de la campaña contra las drogas del partido. Cuando volvió al poder en 2004, el PSOE encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero inmediatamente comenzó a pelear por la aprobación de la su Ley de Memoria Histórica, con el efecto, probablemente intencionado, de inducir a las figuras clave del Partido Popular a oponerse a ella. Al caer en esta trampa el líder del PP, Mariano Rajoy, permitió que su partido se considerase no solo defensor sino el heredero natural del franquismo, y el PSOE, por contraste, como una versión idealizada del movimiento republicano renovado (Zapatero mismo hablaba con frecuencia de uno de sus abuelos, a quien habían matado los franquistas, pero no del otro, que los apoyaba). Al principio era poca la gente que acusaba a Garzón de puro partidismo: en el PSOE, como en otros sitios, había sido implacable descubridor de corrupciones. Pero la campaña con la que se le relacionaba comenzó a tener oposición, que quedó reforzada por el regreso al poder del PP a finales 2011. En una cantidad de ayuntamientos en los que había gobernado el PSOE pero ahora había reemplazado el PP, monumentos nuevos dedicados a la República se “re-dedicaron” oficialmente. Por ejemplo en Elche, al sudeste, un parque público de fines de la década de 1990 que llevaba el nombre de la heroína republicana Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”, pasó a llamarse Jardines de la República Argentina, y la Avenida del Ferrocarril, de nombre más que soso, se renombró provocativamente en homenaje a uno de los últimos alcaldes franquistas, Vicente Quiles, que había inaugurado una nueva línea de ferrocarril subterráneo. Mientras tanto, fuera cual fuese la legitimidad de sus esfuerzos relativos a la ley de la memoria, el propio Garzón fue acusado de excederse en otro caso, en que había dado instrucciones a la policía de que grabara en secreto las conversaciones entre los encausados y sus abogados, y se le echó de la judicatura.
- Quizá hoy se ridiculice el pragmático “pacto del olvido” de las primeras épocas del posfranquismo, pero tuvo un objetivo crucial.
- “Cualquiera que afirme que solo ahora es posible publicar novelas o libros de historia que cuenten la verdad acerca de la guerra civil y la dictadura haría mejor en decir que no ha leído los que escribieron antes, o que no se molestan en leerlos, porque ya no están de moda… En los diarios y en la televisión ves fotos de personas demasiado jóvenes para recordar la guerra civil, que lloran porque algunos esqueletos tienen las manos atadas. ¡Por supuesto que les ataron las manos!” (Antonio Muñoz Molina)
- La generación mayor tiene, de todas las maneras posibles, una comprensión más justa, más compleja, de aquella época que las personas más jóvenes.
- Cuando España aprobó su ley de la memoria, ya se enfrentaba al aumento del desempleo más inquietante de Europa. Hoy más que nunca desenterrar el pasado puede parecer la nueva versión de esconder la cabeza en la arena.
- Se cree que en total se mató a unos 6.800 religiosos entre curas, monjes y monjas, más que durante la Revolución francesa.
- Franco sentó las bases de la relativa prosperidad de que gozaron los últimos años de su régimen y que continuó durante los veinticinco años finales del siglo XX.
- Hacia 1970, la población había aumentado hasta el 37%. En ese mismo periodo, la población de Madrid se triplicó y creó lo que no mucho después Raymond Carr y Juan Pablo Fusi describieron como “un caso de urbanización único en Europa, una metrópolis que ha drenado las provincias circundantes y creado un desierto demográfico”.
- Es más fácil emprender grandes obras públicas bajo gobiernos autoritarios que bajo aquellos en los que la norma es la consulta popular.
- Durante el régimen de Franco, mientras las población del país aumentó en un 40%, la construcción de presas se duplicó y la capacidad de almacenamiento de agua creció seis veces. Tanto se identificaba al Generalísimo con esas obras que su oponentes adaptaron una popular canción colombiana de entonces, “Se va el caimán”, para que refiriese a Franco “Se va el caimán, se va el caimán - se va para Barranquilla” y se cambiaba el nombre de la localidad por la del pantano al que se estaban refiriendo.
- “Central eléctrica” es una de muchas obras que contradicen la idea, aún muy extendida, de que la censura franquista evitaba cualquier forma de oposición intelectual o creativa.
- El tema es durante cuánto tiempo se ha de hurgar en la herida.
- La columnata de la abadía y la cruz visible desde Madrid, sin duda es la más imponente pieza fascista de arte y arquitectura paisajísticas que sigue en uso en el mundo.
- Las estatuas griegas, las pinturas del Renacimiento italiano, los fetiches africanos que una vez tuvieron poderes religiosos… ¿de quién son y dónde y cómo habría que cuidarlos? También han ido cambiando las ideas acerca de los museos mismos, de lo que hacen y para quién lo hacen. En todo esto participan inquietudes pedagógicas y también los movimientos de las artes visuales. Las nuevas tecnologías desempeñan un papel capital junto con la aparición de lo que los sociólogos llaman “hipersegmentación” o enfoque sobre grupos y zonas cada vez más pequeños, todo lo cual facilita internet. Todas estas tendencias se pueden ver en los nuevos museos cuyo propósito es conmemorar, informar y, en algunos casos, recrear aspectos de la “experiencia de” la guerra civil española, sitios que en su misma naturaleza reflejan las culturas locales de las que ha surgido.
- Si bien es cierto que Franco dependía mucho del apoyo aéreo italiano y alemán, lo mismo le ocurría al gobierno republicano con respecto a la aviación de la Unión Soviética. De la manera en que se hace hincapié en los ataques ítalo-alemanes sobre Cartagena, se corre el riesgo de que se piense que España era atacada por potencias extranjeras y no víctima de una guerra civil.
- Al menos en Almería los dos bandos tienen sus monumentos. En otras ciudades españolas, las divisiones locales han causado una suerte de parálisis conmemorativa. Una de las zonas por las que se peleó con más fiereza fue Teruel, al este de Madrid, ciudad en manos de unas fuerzas nacionales al principio débiles contra las que los republicanos desataron una ofensiva en el invierno de 1937. El objetivo era desviar el ataque que se preveía contra la capital. Al principio se logró , pero la cantidad de refuerzos nacionales, junto con luchas internas entre los líderes militares republicanos causaron la recaptura de la ciudad un par de meses más tarde. Las bajas de los dos bandos durante la breve pero salvaje campaña militar ascendieron a más de cien mil. Pero los que visitan la ciudad no se enteran de nada de esto.
- Suele ser frecuente en España que los lugares más poderosamente representativos de los ocurrido sean aquellos sobre los que no se llama la atención.
- Después de morir Franco en 1975, la familia renunció a El Pardo y cuando también murió su viuda, vendieron la casa de Torrelodones por unos muy convenientes 300 millones de pesetas. Pero se les quitó nada. Gran parte de éxito de la Transición dependió de una combinación de realpolitik y la admirable decisión de no reproducir el triunfalismo reivindicativo que había caracterizado la victoria del Caudillo. En medio de un mayoritario (aunque lejos de unánime) deseo de olvidar aunque no de perdonas, muchas personas que habían servido al régimen anterior, desde políticos nacionales y locales hasta soldados y policías, permanecieron en sus sitios. Por lo que respecta al Pazo de Meirás, esto significó que hasta hace muy poco la familia gozó del apoyo, por un lado, del alcalde de la localidad -que por fortuna también era su farmacéutico-, y por otro, de una figura más poderosa aún, Manuel Fraga, arquitecto del boom turístico español en tiempos de Franco, uno de los padres de la Constitución de 1978 y fundador del conservador Partido Popular en sus modalidades actual y anterior. Por un feliz golpe de la fortuna, Fraga llegó a presidente de la comunidad gallega en 1990, cuando ya era casi octogenario.
- Pese a los ataques del régimen al pintor, había una docena de obras de Picasso en el Museo de Arte Contemporáneo.
- Artistas extranjeros que se habían afincado en la España de Franco: el rumano Pic Adrian en Barcelona, el estadounidense Mil Lubroth en Madrid, el alemán Will Faber en Ibiza, la francesa Liliane Ranceze en Gijón.
- Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Manolo Millares y Antonio Saura. Todos gozan de celebridad internacional y todos vivieron y trabajaron en la España de Franco.
- En realidad lo artistas jóvenes tuvieron muchas oportunidades en la España de Franco, a pesar de haberse considerado que la cultura oficial era uniformemente tradicionalista y represora. A muchos se les dio la oportunidad de estudiar en París con becas francesas y gozando del apoyo de una numerosa comunidad artística española. Tàpies se benefició de ambas cosas y antes de los 30 años su obra se exhibía no solo en Barcelona y París, sino en la Bienal de Venecia, el Instituto Carnegie de Pittsburgh y en galerías comerciales de Chicago y Nueva York.
- España era uno de los países de Europa con mayor número de artistas reconocidos internacionalmente y que participaban de los principales movimientos contemporáneos. Además, mientras durante el siglo XIX todos los pintores de talento tenían que emigrar, en el período de Franco volvían a vivir en la península. Este rumbo inesperado de los acontecimientos ¿sucedió a causa del régimen o a pesar de él?… La respuesta a esta pregunta es: ni lo uno ni lo otro. No son los gobiernos los que producen el arte, sino los artistas.
- En una de las bienales nacionales en España, un grupo de funcionarios nerviosos acompañaban a Franco mientras miraba algunos cuadros de Tàpies. “Esta es la sala de los revolucionarios, excelencia”, se cuenta que le explicó uno de ellos. Franco respondió alegremente “Mientras la revolución que hacen no sea más que esta…”.
- Lo que está claro es que la idea de que la España de Franco fue un desierto por lo que se refiere al arte está muy lejos de ser verdad.
- Cuando miramos hacía atrás, nuestra vista siempre aplana el paisaje. En aquella época, cuando las personas inteligentes de España miraban había delante, veían la rica variedad que esperaban de un futuro posfranquista. Pero en las décadas de 1950 y 1960 España ya estaba viviendo ese futuro… la cultura española comenzó a ser posfranquista mucho antes del fin de la dictadura.
- La pregunta antigua, pero que sigue ahí, es si alguna vez los artistas son políticos en el sentido serio de la palabra, por no hablar de poderosos. En el caso de la España demasiados del siglo XX, los ejemplos más frecuentes son Picasso, Miró y Dalí. Se ha escrito mucho sobre los tres, pero los puntos más importantes se pueden resumir sencillamente. Pese a que la izquierda se apropió del surrealismo, Dalí se negó a condenar al fascismo y le satisfacía vivir en la España de Franco. Durante la guerra civil, mientras residía en Francia, Miró puso parte de su obra explícitamente al servicio del bando republicano, pero en 1940 regresó a España.
- Picasso no estaba en Guernica cuando la ciudad fue bombardeada, sino a salvo en su estudio de París, trabajando en su proyecto, aún sin título, para el pabellón español de la Exposición Universal.
- Se alaba la neutralidad de España en la segunda guerra mundial y no solo por haber posibilitado la huida de algunos judíos europeos por el país, pero nada se dice de cuando Franco trató de convencer a Hitler de que dejase a España tomar parte en la guerra en condiciones que Hitler rechazó, o acerca de sus habituales arrebatos antisemitas o, en realidad, sobre las rutas de escape (para no hablar de oportunidades de trabajo) que el país ofreció a muchos nazis que huían después de 1944.
- Y así sigue la historia, con Franco avanzando lenta pero firmemente hacia cualquier cosa buena (como la restauración de la monarquía) y alejándose de cualquier cosa mala (como el extremismo de derechas entre sus aliados). Nos enteramos de que alrededor de 1950 se reconoció internacionalmente la legitimidad del régimen y que los líderes mundiales le consideraron “un jefe de Estado fiable”.
- Franco “dio luz verde” a las negociaciones de España para formar parte del Mercado Común Europeo (maravillosa manera de darle vueltas al hecho de que la CEE le había dado luz roja a España), estuvo de acuerdo con las reformas económicas liberales que hacia 1963 hicieron del país “el séptimo más próspero del mundo”.
- El historiador de la cultura Luis Alegre Saz describe la “movida madrileña” liderada por Almodóvar como “fenómeno juguetón que surgió como reacción a la moralidad franquista” y da cuenta breve pero clara de los compromisos políticos del director, de los cuales no es el menos importante su ofensiva contra el gobierno de Aznar por enviar tropas españolas a Irak.
- Pío Moa es un avezado propagandista, muy activo tanto en redes como editorialmente. Parte de su impacto se debe al ardid bien ensayado de presentarse como el personaje aislado que batalla contra el poder de las instituciones que lo excluyen de sus debates, postura semejante a la del historiador británico David Irving, aunque la similitud acaba aquí. Moa no niega lo peor de la dictadura. Si bien su libro más conocido exasperó a sus opositores con el título de “Franco: un balance histórico” (2005), su éxito tiene mucho que ver con el hecho de que, al sopesar los pros y los contras más extremos, lo que consigue y da es precisamente una hábil y casi histriónica impresión de equilibrio.
- Al guardar, que no olvidar, el pasado, los que fueron derrotados en la guerra civil evitaron “un ajuste de cuentas ignominioso” y desviaron la atención del hecho de que estaban restaurando, de formas mucho más prácticas, el sistema que se derrotó en 1939. Es como si hubieran leído a Max Weber y pensado, como él, que no hay nada más abyecto que pretender solo tener la razón. Javier Cercas condena sin atenuantes a aquello que “en vez de preocuparse con lo que le interesa al político, es decir el futuro y la responsabilidad hacia ese futuro, se preocupan por temas políticamente estériles de culpas pasadas”.
- La memoria es sintética, es un constructor formado a partir de toda una gama de informaciones mezclada con respuestas psicológicas -imaginativas-.
- La mitología popular ha exagerado el punto hasta el cual la dictadura controlaba lo que se escribía, no solo ella por sí sola sino en comparación con las libertades que, se suponía, disfrutaban otros países.
- Tampoco es que en esa misma época en Gran Bretaña y en Estados Unidos no existieran conflictos relacionados con la libertad de expresión.
- Hay que decir en defensa de Gironella, en primer lugar, que por la mejor literatura de su época, y también de la nuestra, transcurre una inacabable corriente de realismo social que sin duda es una de las características más sólidas de la literatura de guerra de mediados del siglo XX en general, ya sea española, estadounidense, inglesa, italiana o rusa.
- Los republicanos habían masacrado a alrededor de mil prisioneros nacionales cerca de Paracuellos del Jarana, atrocidad que aún sigue viva en la memoria de los conservadores españoles, aunque los del otro lado no la mencionan mucho.
- Los cineastas españoles eran más cosmopolitas que la mayoría de sus compatriotas, y sus conexiones con la industria italiana era especialmente liberadoras: una de las causas era la fuerza del comunismo en la Italia de posguerra. Hacía bastante tiempo que el realismo social, que en esta época solía ser difícil de distinguir el realismo socialista, formaba parte de las películas españolas y también de sus novelas y, pese a la censura franquista, recibía el aliento de sus conexiones italianas, particularmente después de 1951, año en que Madrid dedicó toda una semana a exhibir películas italianas de aquel momento.
- El control de la industria cinematográfica por el gobierno no fue iniciativa de los nacionales, y tampoco fue exclusivo de España.
- Se ha hablado mucho y bien, especialmente fuera de España, de la llamada “estética franquista”, gracias a la cual en las décadas de 1950 y 1960 se estrenaron varias películas excelentes y heterodoxas, pero desde nuestra perspectiva actual, los métodos que utilizaron -ironía, simbolismo y sobre todo ambigüedad- no son tan distintos de los que se encuentran en el repertorio cinematográfico de otras culturas con mucha menos censura. Por otra parte, pocas películas rodadas (o novelas escritas) incluso en regímenes democráticos son tan buenas, y muchas de las mejores se hicieron a pesar de todo tipo de dificultades, ya fueran políticas o económicas.
- Franco mismo manifestó astutamente que aunque Berlanga no era comunista, era algo peor: un mal español.
- No es necesario ser un dictador para considerar que la pornografía libre para todo el mundo no constituye un signo de civilización avanzada. Tampoco es, como ya hemos visto, que el cine español durante el mandato de Franco no haya podido hablar de las realidades sociales, políticas e históricas.
- Una de las maneras de explicar la Transición española es decir que comenzó con la muerte de Franco a finales de 1975 y terminó con el establecimiento de una nueva Constitución democrática en 1978. Pero el proceso fue más gradual: comenzó con diversos ajustes políticos ya en la década de 1950 y continuó hasta bien entrada la de 1980, e incluso la de 2010.
- Los éxitos del PP en las elecciones de 2011 hallaron su expresión a nivel local en una nueva oleada de cambios de nombres de calles, actividad que casi se ha convertido en el nuevo deporte nacional español. En el centro de Sevilla hay una calle que ha tenido tres nombres diferentes en menos de cuatro años.